Marina nos visitó el pasado Noviembre para hablar de cómo gestionar las emociones en una separación. La charla estaba dirigida a los padres y madres que están en una situación en las que el corazón dice una cosa y la mente dice otra.
Algunas personas piensan que es mejor estar mal con la pareja y es necesario “aguantar” por el bien de los hijos, porque creen que para los niños y niñas es mejor tener una familia unida, aunque estén en desacuerdo en el matrimonio o con la pareja Sin embargo Marina nos hizo ver la incoherencia emocional en la que viven estás familias, muchas veces inmersas en un ambiente que no es armonioso, en donde los padres no muestran ningún tipo de cariño entre ellos y aún asi, siguen juntos.
Pudimos disfrutar de un ambiente muy íntimo y cercano lo cual permitió que abriéramos nuestros corazones y explicáramos nuestras vivencias.
Mediante una dinámica nos habló de la diferencia entre actuar de manera razonable y/o coherente y ahora, en la entrevista, nos habla de muchas otras cosas.
Podéis seguir la entrevista completa en Ivoox: http://www.ivoox.com/44985502 y en YouTube: https://youtu.be/lV9ilFikzgQ
“Elegir entre ser razonable o coherentes”, ¿A que te refieres con estos términos y cuál es la diferencia?
Para mí es muy importante entender que hay una diferencia, porque creo que nos han educado sobretodo en ser razonables, es como el ejemplo que ponías, cuando los padres deciden estar juntos a pesar de no estar bien, a pesar de no quererse, lo hacen porque piensan y creen, que eso es lo mejor para los niños, eso es ser razonable o vendría de una base razonable. Yo de lo que siempre hablo, es de la coherencia.
Ahora mientras preparábamos la entrevista justo tenía los papeles que traje en la charla, así que los podemos enseñar (3 papeles, cada uno lleva escrito un verbo: sentir, pensar, hacer). Hay tres puntos que son claves, el sentir, el pensar y el hacer. Yo comentaba en esa charla que para mí lo que es la clave, es que estos 3 puntos deben estar en orden, tienen que ser lo mismo, que lo que sentimos, pensamos y hacemos vayan en una misma dirección. Eso es la clave y donde vemos la diferencia, cuando eres coherente, cuando estás haciendo algo desde la coherencia emocional, el que va primero es el sentir, aquí es cuando hablamos en la charla y nos extendimos un poco más, hablando del sistema nervioso, que hay en las vísceras que captan, que sienten mucho antes de que el cerebro lo perciba. Entonces el orden seria, primero sentir, aquello que has sentido canalizarlo a través de un pensamiento, poner orden, crear una estrategia y finalmente pasar a la acción que es el hacer o el decir que es súper importante.
Teniendo en cuenta que este es el último punto, y que no nos lo podemos saltar. Entonces la diferencia entre coherente y razonable, seria que en el razonable el orden de los tres verbos es diferente. Primero pienso lo que está bien, lo que está mal, pero no lo siento, yo no sé si eso es bueno para mí, si me vibra o no me vibra. En la charla salieron momentos muy íntimos, vivencias personales duras, complicadas, y piensas; que sientes en ese momento, la decisión a tomar de lo que sientes es lo que yo defiendo, que no manipules ese sentimiento, si tu sientes que es así, es así. A partir de ahí, piensa como lo vas a hacer, para tirar adelante con eso, pero no al revés. Si priorizamos el sentir al pensar, estas en coherencia emocional, en cambio, lo que estamos acostumbrados es a poner primero el pensar.
Nos han educado diciéndonos lo que está bien, lo que está mal, lo que hay que creer, lo que hay que pensar, lo que es políticamente correcto, lo que decías, las familias tienen que estar juntas. Pero ¿qué está pasando cuando esos padres sienten que no están bien juntos? A veces puede ser que haya un conflicto grave, como en algunos casos explicados en la charla, pero a veces puede ser simplemente que los padres, tampoco tienen que estar viviendo un gran drama, simplemente sienten que esa pareja no es el lugar donde tienen que estar. Pasar a la acción respecto a eso sería la coherencia emocional. Si le damos la vuelta y primero pensamos, sí, estamos siendo razonables, pero eso que sentimos se nos queda bloqueado y de alguna forma sale. Primero porque acabamos siendo personas infelices, frustradas, bueno cada uno lo vive de una forma distinta. Pero son esas emociones que se quedan bloqueadas, y la persona a veces estalla por cosas que a veces no tienen nada que ver o no siente satisfacción por cosas simples de la vida, es como que se va acumulando.
Ser razonable, no es saludable.
Un poco esto contesta la siguiente pregunta que teníamos preparada ¿qué consecuencias nos puede traer no validar lo que sentimos? Digamos, no ser coherentes.
Cuando no validamos lo que sentimos, estamos bloqueando una emoción. En la charla fue interesante, porque no solo hablamos del adulto, había gente que planteaba: – es que cuando viene mi hijo, me dice que no quiere estar con su padre. ¿Qué hago? Su padre ha sido una persona que realmente nos ha hecho mucho daño, como familia, pero mi hijo lo echa de menos. Entonces, cualquiera de las dos emociones planteaba, ¿Qué hago? Porque no voy a volver con ese padre, pero tiene que ir porque tiene la custodia compartida. En cualquier caso, mi recomendación era, valida la emoción que tiene tu hijo, sea la que sea. Luego la realidad es la que es, y también hay que describirla. Después estuvimos hablando de eso, de describir: -yo veo. Poder acompañar al niño validando su emoción, sin negarla, sin taparla, sin intentar camuflarla, sin contarles cosas que no son, sin imponerle esa razón por encima. Sino como: – tú no tienes ganas de ver a tu padre, yo lo entiendo y lo acepto (le puedes preguntar el porqué), y luego le explicaras si tiene que ir, (por si hay un acuerdo o una alternativa).
Y la familia que contaba el otro caso, no van a ir porque están lejos, hay problemas más graves, entonces en este caso: -yo reconozco que echas de menos a tu padre (reconocer esta emoción). El sentirnos reconocidos emocionalmente, es lo que da validez a lo que sentimos y nos deja expresarnos y nos deja que salgan las emociones en la forma en que sean, y eso es muy saludable. Cuando necesitamos llorar, que lloremos, cuando necesitemos estar enfadados, que nos enfademos. Eso es lo que yo creo que es lo saludable.
Respecto a la separación del padre y la madre, y de parejas en general, para los hijos y las hijas puede ser, bastante doloroso el hecho de que sus padres se separen. A parte de ser coherentes, ¿qué crees que podemos hacer los padres y las madres por ellos, en situaciones de este tipo?
Yo creo que los niños empatizan mucho, como los adultos.
Si es doloroso que se separen es porque ellos ya deben de tener una edad en la que ya se les ha generado la estructura social de que lo mejor es una pareja.
Entonces, estamos hablando de validar las emociones, ¿no? Cuando le explicas a tu hijo que te quieres separar, lo mejor es validar tus emociones. “Es que yo no quiero a esta persona o no quieres estar con ella”, “yo cuando estoy con tu padre (o madre) no me siento bien, no soy feliz, no tengo energía” Lo que esté pasando de verdad.
Entonces un niño puede entender, los niños también se enfadan, también se frustran, también hay personas con las que no quieren estar, entonces son capaces de empatizar y de entender. Hacerles entender que no es culpa suya, que no es culpa de ellos.
Cuando no tienen las explicaciones suficientes y no se valida la parte emocional, pueden llegar a pensar que la culpa es de ellos, pero porque no tienen información. Queriendo protegerles a veces lo que les hacemos es más daño, porque tienen que llenar espacios para los que no tienen respuesta. Cuando tiene la explicación, “me pasa esto”, que el padre pueda dar su versión, que la madre puede dar su versión, y siempre respetando al padre o a la madre, porque puede ser que uno de los dos es el que quiere separarse y el otro no, hay que validarlo también, “tu madre quiere separarse, yo no, pero tengo que aceptarlo, no estamos bien, o no me quiere, lo mejor es que estemos separados”. Y eso los niños lo entienden, desde la emoción lo entienden, el razonamiento lo van construyendo, por eso el pensar es el segundo, solo tenemos que construir, desde el sentir, empatiza mucho más rápido. Que luego les guste o no, pero luego ya pueden trabajar la frustración, de claro, “me gustaba más cuando mis padres estaban juntos”. A veces la vida te trae cambios y hay cambios, cuando ves que ese cambio tiene una razón y se entiende, “claro ya no nos queremos, por eso no estamos juntos”, eso los niños lo pueden entender.
Las parejas es algo que se unen y se pueden separar, que ellos no son los culpables y que seguirán teniendo el rol de hijos, seguirás siendo su padre o su madre y que se puede generar una nueva estructura. Cuando tienen la información, (igual que los adultos) y la información veraz, entonces nos tranquilizamos, es como “ah vale, esto es así”.
Pensando que los niños no entienden o no saben o son pequeños, les negamos cierta información que al final es vital para su tranquilidad, son niños, pero son mucho más inteligentes de lo que a veces les tratamos, creo yo.
Totalmente de acuerdo, el enfoque cambia un poco ¿no?, según la edad que tenga el niño o la niña, ya que hay una edad que el razonamiento (por decirlo de alguna manera) está más desarrollado y tienen capacidad de entenderlo de forma lógica o igual no. Entonces, claro, el enfoque es diferente dependiendo de la edad de los niñ@s?
Pero un niño aunque sea muy bebe puede entender, “tú no eres el culpable y los papás no se quieren”, ¿sabes? “El papá y la mamá ya no se quieren, nosotros ya no estamos bien entre nosotros, pero eso que ves entre nosotros no tiene nada que ver contigo”. Esto un bebe muy pequeño, puede entenderlo. No hace falta dar grandes estructuras de por qué ha pasado esto, sino simplemente hablar de amor, o de complicidad o cosas que un niño puede entender.
Cada pareja tendrá que adaptarlo a su realidad, y cada persona su vivencia, pero decirle a un niño que él no es el culpable y decirle que ya no se quieren que no van a estar juntos. Yo creo que el problema es cuando intentamos contarles cosas, aunque sea pequeñito, como “el papá ahora no viene a dormir, o la mama”. Pero él, esa parte emocional la capta. No le mientas, cuéntale la verdad a un nivel muy emocional, cuéntale la verdad, “papá no viene y no va a venir más, no es tu culpa (si no sabes que decirle), tú no has hecho nada malo, lo estamos resolviendo nosotros”. Es que es algo que les preocupa mucho a los niños y se quedan muy enganchados y si no entienden, pueden pensar, “yo soy el culpable”.
Claro y supongo que eso viene dado por lo que dices, que de parte nuestra el padre o la madre no somos lo suficientemente claros o pensamos que no van a entender y buscamos, el engaño, este tipo de mentira, para protegerl@s y realmente no es necesario.
Claro, es que nos protegemos a nosotros mismos, porque somos nosotros, quizás los que no somos capaces como adultos de afrontar de una forma sana esa separación. Pero el niño, sobre todo cuando más pequeño es, menos formada tiene la estructura de lo que está bien y está mal. Si ve amor a su alrededor, si ve amor hacia el, le da igual que haya unos padres juntos o unos padres separados. Mientras las emociones que flotan en esa historia sean de respeto de cariño.
He tenido casos y he visto a los niños y a los padres en los que ha habido un trabajo profundo, de hecho, estoy acompañando una pareja, que se separaban con una niña pequeña, tuve al padre y luego a la madre, hice acompañamiento emocional a los dos, uno quería separarse el otro no, por en medio estaba la niña y a medida que fueron avanzando tranquilamente en ese camino, tomando la decisión que todos querían, la niña nunca vino a consulta, pero cuando les preguntaba por la niña, parecía que no tuviera ningún problema, incluso se sorprendían de las respuestas de la niña, como muy maduras, muy tranquila. Ella no estaba preocupada cuando su mama no estaba o su papá no estaba, ya que todo estaba bien. El papá y la mama tuvieron su dolor, su proceso de separación, que no es fácil, cuando uno quiere y el otro no. Pero lo hicieron de la mejor manera que lo supieron, hicieron el trabajo emocional y la niña no tuvo ningún problema, hasta a ellos les sorprendía. De repente uno de los dos deja de estar en casa y la niña parece que esta tan tranquila, es que para la niña no tiene por qué haber ningún problema, esta con uno de los dos, se siente segura, protegida y querida, sabe que el otro no la ha abandonado, sino que ya no vive en casa o lo que sea, ellos se sorprendían, ellos que esperaban que la niña lo pasara peor, pero no lo pasaba mal, cuando la niña decía que echaba de menos al que no estaba, se le validaba eso también. Se le explicaba, “¿le echas de menos? pues normal porque ahora no está”, si le podían llamar le llamaban, si no podían pues le explicaban a la niña cuando podría verlo y ya está. Y te vas acostumbrando, antes estaban los dos, ahora no. No tiene porque ser un gran problema.
Esta era la última pregunta. Nos quedamos con la referencia al amor, que halla amor y respeto. Nos gusto mucho la charla, fue muy lindo, se creó un ambiente muy bonito. Muchas gracias Marina por haber venido a Papallones. Hasta la próxima